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Empacando

Siempre me lo he preguntado pero aún nadie me dio una respuesta convincente. ¿Por qué ordenamos tan prolijamente la valija, a la perfección, si vamos hacia una experiencia que esperamos nos sorprenda, hacia una aventura que nos despeine y que esté llena de rulos y lacios?

¿Así?

¿O así?

Y meditando sobre eso, me pregunto ¿por qué sugerí llevar mucha yerba? ¿Qué pasaría si no puedo continuar con mis rutinas? ¿No sería una aventura buscar yerba por toda Europa? Y si no pudiera tomar mate en todo mi viaje, ¿qué pasaría? Creo que NADAAAA.¿Y si esa búsqueda fuera la utopía que me permitiera recorrer todas las calles y cada uno de los rincones de la ciudad que, en definitiva, quería conocer? Pum. ¡Encontré la respuesta! Mis locuras y mis mañas rutinarias quizás me empujen a descubrir nuevas cosas, nuevas maneras, nuevas mañas. Y, además, comprobar que no hay nada que temer en lo nuevo.

¿Qué opinás? ¿Tiene sentido? ¿Tenés rutinas que te sacudirías?


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