LA PIETÀ
«La Pietà» es considerada una de las esculturas más bellas de la historia del arte y una de las obras más simbólicas del genio renacentista Michelangelo (Miguel Ángel). Y no es solo por la perfección de la escultura per se, sino por lo que transmite, por lo que dice, por lo que hace pensar y sentir – la angustia y el dolor de una madre. Es que es justamente eso lo que representa la escultura: el dolor de la Virgen María al sostener en sus brazos el cadáver de su hijo Jesús después de que lo bajaran de la cruz.

La Pietà (La Piedad) es una obra escultórica del Renacimiento italiano realizada, como ya lo mencioné, por el famoso artista florentino Michelangelo (Miguel Ángel Buonarroti) entre 1498 y 1499. Mide 1,74 por 1,95 m. La obra se encuentra actualmente en la capilla del Crucifijo (la primera capilla apenas se entra, a la derecha) de la basílica de San Pedro del Vaticano, en Roma, Italia.

Esta escultura fue un encargo del Cardenal de Saint-Denis, Jean Bilhères de Lagraulas, cuyo propósito era colocarla en la basílica de San Pedro en Roma. El contrato, firmado en el año 1498, especificaba el material, el tema, el tamaño, los plazos y el precio del encargo, que sería de 450 ducados. La obra sería de mármol, y representaría en escala natural a la Virgen María sosteniendo en sus brazos a su hijo Jesucristo muerto.
La Pietà está hecha a partir de un solo bloque de mármol blanco, extraído de las montañas de Carrara, famosa por la gran calidad de su mármol.
Siempre pienso en el talento, el amor y la dedicación que debe demandar el esculpir piezas con tanto detalle y que logren transmitir tantas emociones al mismo tiempo.

Cuando la hizo, Miguel Ángel solo tenía 24 añitos!!! Justamente por su juventud, muchos dudaron de que hubiera sido él quien esculpiera esa escultura (incluso escuchó a alguien afirmar que el autor había sido un tal Gobbio), por lo que, en un arranque de furia, grabó su nombre en la cinta que cruza el pecho de la Virgen, siendo esta la única obra firmada del artista. Allí se lee: «Michael A[n]gelus Bonarotus Florent[inus] Facieba[t]» («Miguel Ángel Buonarroti, florentino, lo hizo»).
«Es una obra a la que ningún artífice excelente podrá añadir nada en dibujo, ni en gracia, ni, por mucho que se fatiguen, en fortaleza, en poder de finura, tersura y cincelado del mármol».
Vasari (arquitecto, pintor y escritor italiano, uno de los primeros historiadores del arte), 1511, 1574
Giorgio Vasari fue quien comenzó la construcción del palacio de los Uffizi en Florencia, siguiendo órdenes de Cosme I de Médici. La finalidad inicial del palacio era albergar las oficinas de las magistraturas florentinas, es por eso que ahora se la conoce como «Galería de las Oficinas». Las obras terminaron en 1581. Durante años, partes del palacio sirvieron para almacenar las piezas de arte de la magnífica colección de la familia Médici.

Miguel Ángel puso de manifiesto la influencia de la filosofía neoplatónica al hacer que la Virgen María y Jesucristo expresen serenidad y una aparente ausencia de dolor y de sufrimiento, lo que contrasta con lo que cualquier persona podría pensar a la hora de imaginar una escena como esta.

El 21 de mayo de 1972 (día de Pentecostés) un geólogo australiano (desquiciado y envidioso, supongo) golpeó el rostro y uno de los brazos de la Virgen con un martillo en quince ocasiones causando serios daños que, por suerte, ya fueron reparados. Desde entonces, la Piedad está protegida por una pared de vidrio especial a prueba de balas. ¡No se puede creer! ¡Hay de todo en este mundo! |

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